martes, 15 de septiembre de 2015

UNA NUEVA ASIGNATURA


Quino. Mafalda.

A veces, antes de hablar acerca de algo, resulta necesario empezar definiendo aquello a lo que nos referimos. Tal vez no haya que perder tiempo explicando qué es la Historia, la Biología o las Matemáticas, pero, ¿y la Filosofía? ¿Qué es y de qué trata? Como veis en esta viñeta la inquieta Mafalda puso a su padre en un aprieto al hacerle esta pregunta. Incluso hay quien piensa que esta es ya una pregunta filosófica, por lo que no es posible contestarla "antes" de empezar a hablar de Filosofía. Vaya lío, ¿no? Bueno, nosotros vamos a empezar analizando dos definiciones. La primera es la del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE):

filosofía.
(Del lat. philosophĭa, y este del gr. φιλοσοφία).
1. f. Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.
2. f. Doctrina filosófica. Por ejemplo: La filosofía de Kant.
3. f. Conjunto de doctrinas que con este nombre se aprenden en los institutos, colegios y seminarios.
4. f. Facultad dedicada en las universidades a la ampliación de estos conocimientos.
5. f. Fortaleza o serenidad de ánimo para soportar las vicisitudes de la vida.
6. f. Manera de pensar o de ver las cosas. Así en la frase: Su filosofía era aquella de vivir y dejar vivir.


La segunda, que más que una definición es ya una respuesta "filosófica" es del pensador británico Bertrand Russell (1872-1970):

La filosofía, como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conocimiento. El conocimiento a que aspira es aquella clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de las ciencias, y el que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Pero no se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito realmente grande en su intento de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones. Si preguntamos a un matemático, a un mineralogista, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qué conjunto de verdades concretas ha sido establecido por su ciencia, su respuesta durará tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si hacemos la misma pregunta a un filósofo, y éste es sincero, tendrá que confesar que su estudio no ha llegado a resultados positivos comparables a los de las otras ciencias. Verdad es que esto se explica, en parte, por el hecho de que, desde el momento en que se hace posible el conocimiento preciso sobre una materia cualquiera, esta materia deja de ser denominada filosofía y se convierte en una ciencia separada. Todo el estudio del cielo, que pertenece hoy a la astronomía, antiguamente era incluido en la filosofía; la gran obra de Newton se denomina Principios matemáticos de la filosofía natural. De un modo análogo, el estudio del espíritu humano, que era, todavía recientemente, una parte de la filosofía, se ha separado actualmente de ella y se ha convertido en la ciencia psicológica. Así, la incertidumbre de la filosofía es, en una gran medida, más aparente que real; los problemas que son susceptibles de una respuesta precisa se han colocado en las ciencias, mientras que sólo los que no la consienten actualmente quedan formando el residuo que denominamos filosofía.
Bertrand Russell. Los problemas de la filosofía.

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