miércoles, 4 de marzo de 2015

4 de Marzo, 2014

En la clase de hoy hemos empezado relacionando lo que teníamos que leer con la evolución, la cual estudiamos el trimestre pasado. A partir de ahí, hemos hablado de las características de los seres humanos y hemos mencionado las ciencias que las estudian. Una de esas características es la necesidad de relacionarse con otros seres humanos, y de la existencia de la sociedad.

Los mecanismos que nos han hecho avanzar como especie no habrían sido posibles en su mayoría sin la existencia de la sociedad, aspectos tales como la educación, el aprendizaje cultural, el lenguaje y el desarrollo tecnológico no se hubieran dado. Una compañera señaló que hay seres humanos carentes de estas cualidades, como los que padecen el síndrome de Asperger. El profesor dijo que los Asperger, al no poder relacionarse como el resto de humanos, probablemente no hubieran sobrevivido si la selección natural actuase sobre nosotros.

Durante la clase también se habló de las situaciones de conflicto que se dan entre nosotros, a pesar de ser de la misma especie. Se puso el ejemplo de las hormigas, que luchan con otras colonias de hormigas por el territorio. En los humanos este patrón puede no cumplirse, ya que a menudo vemos manifestaciones de violencia gratuita, sin ningún motivo justificado, y por humanos sin ninguna patología de ningún tipo, y que a nivel mental están perfectamente cuerdos. Sin embargo, en muchas ocasiones esto se cumple, ya que normalmente luchamos por algún tipo de poder sobre algo o alguien, o sobre un territorio. Esto tiene sentido, ya que normalmente el que tiene más poder o territorio es quien controla los recursos.

Según el filósofo inglés Thomas Hobbes, la sociedad se basa en la competencia, pues afirma que el humano es un ser egoísta, y que las leyes que nos permiten vivir en sociedad sólo están basadas en el miedo al castigo. Si se suprimiese ese castigo, la sociedad se derrumbaría. Sin embargo. la opinión del filósofo ilustrado J. J. Rosseau es bien distinta, él ve al ser humano como un ser empático y compasivo, al que le es difícil tolerar ver cómo los demás sufren. Según el darwinismo social, por su parte, la lucha por la supervivencia es tan natural en los seres humanos como en los animales.

Está demostrado que en situaciones de falta de recursos, la violencia y la criminalidad se disparan, al igual que al producirse una ausencia de falta de autoridad castigadora. Esto nos plantea una pregunta: ¿Somos los seres humanos agresivos por naturaleza y es la cultura la que nos reprime? Os dejo un enlace en el que se trata de poner solución a esta cuestión.

Luis Cadet

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